Con varios trabajos a cuestas, donde han mostrado un enorme calidad e ingenio para hacer música, desde su Ep debut en 2008, homónimo, pasando por todas sus producciones (Vol. 0, 2014; Greend Ep 2018 y como Lp en 2019; split Sanctasantórum -con Bardo y Rivers of Gore-), Sementales Salvajes llega este 2022 con su más reciente material lanzado en junio, de título Umbral III . Conformado por Isaac Sosa en la lira, José Peyro en el bajo e Isaac Sánchez en la batería, la banda oriunda de Durango nos trae cinco tracks llenos de psicodelia y espesura bien combinada para hacernos mover la cabeza y volarnos un buen rato. A grandes rasgos, el sonido y la mezcla de pasajes tranquilos, donde la guitarra hace riffs limpios (o con un poco de delay), la batería marca el ritmo de forma matizada y el bajo marca con certeza el mismo riff dándole mayor potencia y profundidad, y pasajes pesados, llenos de fuzz, mucha violencia marcada con la fuerza de la batería y la las notas graves del bajo, hacen de este álbum un deleite lleno de matices y contrastes excelentes.
El track que comienza el disco se titula Cráter, y el primer sonido que nos llega es el de una guitarra limpia haciendo algunos acordes en solitario, como si fuera a comenzar la psicodelia y arrancar el vuelo, sin embargo, el fuzz en la guitarra, acompañada de bajo y batería nos vuelven los pies en la tierra de un golpe, nos dejan sentir el peso de un ritmo doom como una fuerza de gravedad que aumenta de golpe cuando deseábamos dar el salto fuera de la atmósfera. De pronto, cuando más denso se empieza a poner la melodía, añadiendo algunos acordes con disonancias, cambia hacia una atmósfera más ligera, tranquila, ahora sí, alistándonos para salir avante en un viaje tranquilo. Sin embargo, una vez que esta parte ha dado esa sensación de tranquilidad, vuelve la densidad al sonido, que se repiten hasta cambiar por un riff espeso y más rápido que el precedente, dando una sensación de vertiginosidad, el clímax del viaje. La siguiente rola, Umbral, también tiene un comienzo tranquilo, con la guitarra arpegiada, armonizada por el bajo y con la batería nuevamente tranquila con golpes suaves; este riff se va repitiendo, y se le añaden algunas figuras en la guitarra para darle ese aire psych/space rock que se venía augurando con el inicio; hacia el la mitad de la canción, la guitarra comienza a hacer más adornos, más complejos y llenando el aire de un feel ya completamente psicodélico. En definitiva, una canción para, ahora sí, disfrutar el viaje emprendido desde los primeros acordes de Cráter.
La comunicación entre los mundos es el ombligo del álbum, el tercer track nuevamente comienza con arpegios de guitarra acompañada del bajo marcando la nota raíz con un tono gravísimo y seco; después de un par de compases, el fuzz no se hace esperar y suena con todo su poder en la lira, con lo que la melodía suena bestial, para luego añadir algunas figuras en la guitarra que le dan ese toque psicodélico que tenía al inicio. Es una mezcla buenísima entre lo denso del stoner/doom y la sensación de vuelo del psych rock. Es a mitad de la canción que ahora sí la rola cae en un feel totalmente doom: denso, pantanoso, lento y headbangero; esta sensación se mantiene por varias repeticiones hasta que la guitarra le añade nuevamente el toque etéreo con un solo bien sabroso; se siente como si se continuara el viaje emprendido desde la primera canción: rolar por el universo, pero lento, disfrutando el paisaje, pues aunque el ritmo y los tonos que sirven de base para el solo de guitarra son doom, no suenan opresivos ni oscuros, más bien nos evocan la ralentización del tiempo mientras avanzamos hacia el vasto universo. Llegamos a la cuarta rola, titulada Ciclos ilusosrios, la más prendida y más cercana al stoner rock por sus riffs iniciales y el tempo más rápido sin perder potencia. El contraste que hace con la tónica de las tres canciones anteriores es muy bueno, pues en esta ocasión tenemos la sensación inminente de vertiginosidad, de acechanza de lo desconocido y de exploración de rincones inhóspitos. Hacia la mitad de la canción, todo vuelve a la calma, el bajo con su sonido seco y retro, la batería, matizando con sus golpes y la guitarra, adornando de vez en vez con algunas notas y con un sonido de eco (quizá un chorus), nos vuelve hacia la incertidumbre, pues el feel, aunque no es totalmente oscuro, si evoca un aura de riesgo, de inquietud ante los rincones más recónditos.
Por último, el álbum termina con el track titulado Al borde del misterio. Una rola que desde su inicio tiene cariz doom que la banda había desperdigado a lo largo del disco, que, como su mismo título anuncia, tiene un aire de incertidumbre y misterio, en donde el tempo lento y pesado me evoca más al infructuoso reconocimiento de todo a mi al rededor, por lo cual debo ir lento, para vislumbrar y dejarme maravillar por aquello que poco a poco se pone ante mis ojos, como descubrir un nuevo planeta, pasear un territorio inexplorado del universo; me evoca un poco esa sensación de cuando los astronautas en Interestellar llegan a distintos planetas y me surge el ansia de saber qué hay ahí (además de lo que nos muestran). El afán de exploración pese a cualquier peligro, de desvelar el misterio al que me enfrento, es lo que me despierta esta canción en la que han sabido mezclar lo pesado del doom y los solos de guitarra que es incluyen en ella. De inicio a fin, Umbral III es un álbum que vale mucho la pena escuchar de inicio a fin, en el que cada rola está íntimamente intrincada con la siguiente y la anterior (si es el caso), por tanto, no podría decir que me gustó más una canción que otra, pues como un todo (aunque bien diferenciada una rola de otra), el disco está hecho para que en su conjunto sea una obra que por su relación, se disfruta muchísimo más y que es imperdible, pues toda la experiencia y trayectoria de Sementales Salvajes se refleja en cada track y en la concepción de este enorme álbum.
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-Mack
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