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Grey Giant lanza su nuevo álbum, Conversus in Lutum



Una vez que abrimos las fronteras de Fuzztlán al mundo hispanohablante, no es para menos que los carnales de España también tengan un espacio en este poco agraciado medio, y qué mejor que con la banda que hace unas semanas tuvo los manteles largos y estrenó un álbum chidote. Desde Santander, Cantabria, el cuarteto Grey Giant nos trae su segundo álbum, titulado Conversus in lutum cargado de ritmos pausados y poderosos riffs, de psicodelia y densidad a cargo de Mario Hospital "Pitu" en cuerdas gordas y cuerdas vocales, Javi y Hugo Echeverría alternándose las liras rítmica y líder y Pablo Salmón en los tamborazos, platillazos y el poder de la rítmica lenta pero bien cimentada. Con sólo cuatro canciones te sumergen en un viaje donde las texturas sonoras y distintas formas de sentir las fuerzas gravitacionales jalando de nuestro ser. Así, repasemos este segundo álbum que tan buena acogida ha tenido en estas pocas semanas de estreno.


La primera rola se titula Mud & Sorrow, comienza tranquila, con el riff principal de la rola sonando en la lira limpia, lenta, apacible, dando casi la idea de un crepúsculo en medio del desierto, mientras uno espera a la luz de la fogata, dispuesto de a descansar; de a poco se unen la segunda lira haciendo un sonido ambiental, la bataca marcando el ritmo y el bajo siguiendo en las notas profundas el riff. De a poco, la lira intensifica el ambiente hasta que todo explota con un sonido más fuerte, como si de pronto la tensión se liberara, este puente prepara el cambio de melodía y la entrada de la voz, la cuál suena lejana, débil, como si fuera un susurro lejano, que al terminar arremete de nuevo con la intensidad de todos los instrumentos. Luego de esta sección intensa, volvemos a la parte apacible, en esta ocasión, la guitarra líder hace algunos arreglos que le dan un toque que refuerza el sentimiento bluesero de la canción. Luego de volver al verso y a la sección intensa, hay un puente que varía la melodía y sirve de preámbulo para el solo de lira, que es el momento cumbre, donde se siente toda la intensidad de la melodía y la culmina de una forma espectacular. La segunda rola se titula Ostrich head, que inicia con una ambientación muy onírica, como si todo bamboleara o se hiciera ondulante, seguido de la lira, el bajo con un toque crujiente acompaña, luego, con un ritmo tribal basado en los toms, la batería se une y de a poco va aumentando la energía de la rola, que culmina en un pasaje psicodélico y calmado. Con al gunas variantes, la rola avanza con esta misma sensación ingrávida e irreal, hasta que termina la segunda intervención de la voz y todo aumenta de intensidad, la rola se vuelve más dramática en cuanto a la progresión de la melodía, las notas y los sonidos de la lira (al menos a mí me remiten un poco a The Devil and the almighty blues). Luego del segundo verso, la rola se queda en una melodía densa y lenta, de la primero silencian las liras, luego el bajo y al queda sola la batería, el bajo vuelve, se queda solo y vuelven las liras para hacer algunos arreglos. Este segmento de la rola se me hace particularmente chingón, debido a que exploran diversas formas de desarrollar el mismo riff, sin cambiar esa sensación de densidad y pesadez de la que viene toda la parte.


Sigue I'm a Mosher, una rola cuyos primeros segundos es ambiental, seguido de un intro que acentúa los tiempos fuertes, hasta llegar a dejar solo al bajo por un par de repeticiones, luego, la rola comienza con un feel bien etéreo, con una psicodelia que nos va envolviendo y nos lleva de a poco a un viaje cada vez más frenético, pues la melodía de a poco va subiendo el tempo, y cuando pareciera que explotará en un segmento intenso, vuelve al riff, lento, tranquilo, esta vez, acentuado por las dos liras y el bajo, y como es obvio, los golpazos de la batería; luego, con este mismo riff lento, duro, la voz, áspera, canta un par de versos y da paso a un arreglo de lira, por lo que se alternan ambos en un juego bien chido de una voz rota y las notas blueseras de la guitarra. Por último, Bright eyes, comienza el riff con el bajo fuzzeado, lo siguen de a poco los demás instrumentos: se trata de una melodía bastante chida, repetición de una nota con un remate al final del riff, luego cambia de un rasgueo constante a uno más pausado y abierto. En su desarrollo, es la rola con un sonido más bajo y oscuro; hasta el final del primero verso, en el cual, nuevamente la voz usa un tono áspero y como de susurro, la rola se desarrolla lenta y con unos arreglos de lira bastante chingones; en esta rola en particular, la angustia se siente en la melodía y en el canto, la opresión de la oscuridad se siente a flor de piel a cada paso de la rola.

Bastas estas cuatro rolas para darnos una muestra bien chingona de la música que arma este cuarteto, aunque esa misma muestra la habían dado en su primer álbum, Turn to stone, pero en este me parece que llevan su estilo por otro sendero, no muy lejano pero sí distinto y más nostálgico en este Conversus in lutum. Mi rola favorita fue la última, Bright eyes, me parece que ahí explotan esa sensación de nostalgia, ¿cuál es la tuya, lector?


Para escuchar su nuevo álbum:


Para seguir su actividad:


-Mack

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