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Desert Mantra, psicodelia y densidad en sus Ep's Mantra y Harvest


Desert mantra es una banda de stoner rock y psicodelia del norte de México, para ser más precisos, de Torreón, Coahuila, donde llevan un par de años (la banda se fundó el 2020) haciendo ruido bien sabroso e ingrávido, por momentos pareciere que una duna te cae encima en medio del desierto de lo aplastante y duro del ritmo. Hasta la fecha, llevan dos Ep´s grabados, Mantra, lanzado en julio de 2021 y Harvest, lanzado en agosto de 2022. Es inevitable encontrar la cohesión entre ambos, como si fueran parte de una misma grabación y, según Juan, guitarrista de la banda, la idea es hacer tres lanzamientos (el tercer que esperamos con muchas ansias) cohesionados por la misma armonía y el mismo feel desértico que nos sumerge en un trance a través de riffs y solos de guitarra muy buenos, líneas de bajo que se vuelven un 'mantra' y ritmos de batería bien sabrosos y conciso. Así, Juan Gutiérrez en la lira, David Castrellón en el bajo, Didier Aguilar en la batería y los tres en la voces, han construido un sonido que amalgama el stoner, la psicodelia y pasajes doom en un soundtrack de un viaje alucinante por el desierto.

Su primer Ep, titulado Mantra, es totalmente instrumental, cuenta con tres rolas con variaciones y sonidos muy chingones, cercanos al progresivo en cuanto a los tempos y la forma en que la guitarra va armonizando con fills y solos sobre la base que montan el bajo y la batería. La primera rola, titulada Seeds, comienza con una lira arpegiada con un toque de delay, después de algunas repeticiones, se unen los tambores y las frecuencias graves para acompañar y darle cuerpo a estas figuras. Una vez se ha establecido esta introducción, la melodía se vuelve un poco más agresiva, más acelerada, el bajo suena con mayor ataque y la lira más gruñona, sin embargo, la batería se mantiene casi idéntica que al inicio, y poco a poco va añadiendo más golpes al ritmo, hasta que, cuando pareciere se resuelve con una explosión de intensidad, el ritmo se vuelve lento, más seco, apuntando hacia el doom. de nueva cuenta, cuando todo nos indica que el ritmo se tornará más denso y con mayor agresividad en el sonido, cambia el feel de la canción: la base rítmica/armónica lleva la batuta a un sonido, sí, agresivo, pero más rápido, dándole espacio a Juan para que con la guitarra nos lleve nuevamente a la psicodelia que apuntaba al inicio. La canción nos lleva por diversos cambios tanto en el ritmo como en la transmisión de emociones, pareciese que, como semilla que cae en la aridez del desierto, lucha y se abre paso ante el agreste y duro entorno en el que le tocó desarrollarse, cada cambio, que va desde la apacible psicodelia hasta los momentos densos, algunos vertiginosos, fuera un estadio más en la germinación ante lo inhóspito.

Como un paseo matutino por el desierto, cuando aún el momento es fresco y el sol aún no cae a plomo, así llegamos a la segunda rola, Sun, cuya duración es muy breve y el sonido consistente en cuanto a los cambios y el sonido, pareciera una canción de transición bastante relajada, como ver hacia el horizonte de forma meditativa. La tercera rola y última del Ep, titulada Mantra, comienza con un riff de bajo lento y profundo, pronto Didier se une golpeando tenue sus tambores y Juan haciendo fills con la lira, después de algunas repeticiones y manteniendo el mismo riff, la canción se pone pesada, brusca, próxima al doom. Este pasaje duro, da pie a un cambio tenue de la canción, la guitarra se queda haciendo el mismo riff junto a una voz amulando cantos ancestrales. Al terminar, vuelve a ser todo duro y pesado, y ahí es donde radica la sustancia de la canción, en las variaciones emotivas que hay entre pasajes, pues toda la rola se basa en el mismo riff, cambia el sonido: ya sea bajo limpio, bajo con un toque de fuzz, guitarra con un poco de delay, un solo de guitarra sobre bajo y batería; en otras palabras, va de lo tranquilo a lo duro y de vuelta, un mantra sonoro que nos hipnotiza.


El segundo Ep, Harvest, está compuesto por tres rolas, también, en esta ocasión, dos de ellas llevan letra (y voz, por obviedad). Su rola inicial, Gebos, comienza con una sensación cercana al progresivo, debido al ritmo de la batería apoyado por el bajo; también, los fills de lira son limpios, arpegiados y con un toque (no estoy seguro esta vez) de delay; la letra trata sobre lo cansado de la vida o, como lo llamaría Charles Bauldelaire, el 'spleen', el hartazgo de la existencia; tanto la música como la letra van de la mano, pues si bien no hay momento patéticos o deprimentes, la letra tampoco indica un visión pesimista de la vida, simplemente es algo pesado que se lleva cargando, al punto de hacer del escepticismo y el cinismo una forma de vida: todo da igual; en otras palabras, la resignación, junto a este ritmo lento y pastoso conjugado con algunos pasajes en calma, evitan transmitir estos sentimientos de forma pesimista. El Ep continúa con la rola que le da título, Harvest; esta rola comienza con un potente riff de lira, al unirse bajo y batería, el ritmo impetuoso y vehemente nos deja ver una faceta que no habíamos escuchado: una forma más potente de componer y que sobre sale de las canciones hasta aquí escuchadas del disco. Sin embargo, a mitad de canción, todo se vuelve espeso y opresor, el trío vuelve a esos ritmo cercanos al doom que denotan vehemencia, da paso a un sólo de guitarra que añade la sensación de poca liberación ante el beat densote, y poco a poco va bajando hasta llegar a la culminación de la rola. Pareciere que la canción está dividida, dicho esto, en dos partes, una más enérgica, donde la voz narra de forma contemplativa un vuelo (¿de los espíritus, de alguna ave sagrada o no?) mientras el suelo es la condena de esta voz, sin mayor posibilidad que sólo ver el vuelo, pesar (o no) que es ve reflejado en esta segunda parte de la canción: un sonido opresivo y aplastante, en conjunto a un solo de guitarra liberador (aquello que se ve volar).


A partir de un aura más mística, creada con arpegios de guitarra y un sonido ambiental, Saraswati comienza, la última rola de este Ep. Un ritmo tranquilo y una sensación etérea son la tónica para la canción inspirada en la diosa hindú de la sabiduría, el conocimiento y la estética. Uno de los cambios sustancias en la canción es el paso de esta atmósfera sublime pasamos a un pasaje más concreto, como si fuéramos de los abstracto a lo terreno, a lo palpable, del mundo de los dioses al de su concepción a través de lo humano; un segundo momento es el cambio de ritmo, donde el bajo empieza a sonar con mucho brillo y ataque, y a pesar de que David slapea, no se atasca mucho menos se deja llevar: mantiene groove adecuado para el momento, y un tercer momento, acelerado y estrepitoso, que nos conduce hacia el final de la canción y dando paso nuevamente a un ritmo lento que la culmina. Un aspecto a señalar es que durante toda la rola, la lira es arpegiada, en ningún momento hace notas atascadas, incluso en los momentos densos de la canción, batería y bajo son los encargados de hacer sonarla así, y con ello, le dan toda la libertad necesaria a la guitarra para que pueda cargarle otra emotividad a la rola. Dos buenos Ep's los que este power trío del norte nos ha dejado, y estoy seguro que el tercero complementará de forma brillante los ya hechos y estará a la altura de la calidad musical que tienen. De mi parte, Mantra principalmente, pero también Harvest y Saraswati son mis rolas preferidas, de las dos grabaciones de Desert mantra, y espero pronto tengan espacio para presentarse en la CDMX.


Para seguir la actividad de la banda:


Para escuchar su música, adquirir merch:


-Mack



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