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Death Yak vuelve al ataque con un álbum que te pateará la cabeza



El pasado 21 de septiembre se lanzó en todas las plataformas la nueva producción del conocido power trío Death Yak, titulada Space echo, del que ya nos habían dado dos adelantos importantes y, bueno, hablar de su calidad es algo que sale sobrando, pues su trayectoria y su creciente número de seguidores habla por ellos. Lo que sí haremos en esta ocasión, es dedicarle unas palabras a este nuevo disco que trae una imaginería espacial muy buena, ya desde la misma portada nos da una idea de por dónde van estas siete piezas que conforman esta nueva y genial arremetida del trío que ha tenido espacio en distintos foros del circuito under de la CDMx y de fuera, así como ha compartido escenario con bandas muy chingonas de la escena stoner.


A partir de siete tracks, Death Yak nos lleva de paseo por un espacio exterior, personal, metafísico, basto y repleto de sonidos de todo tipo que enriquecen la experiencia; con todo tipo me refiero a que no se limita a un tipo de stoner, o de doom, o de psicodelia, sino que busca nuevos horizontes con los cuales la musicalización Sci-Fi tenga cotas nuevas. La travesía comienza con el primer single que lanzaron en el año, Aloha from the void, rola que nos recibe con la emulación de unos motores, de inmediato se dejan escuchar lira, bajo y batería para darnos el intro de la rola y seguir con el verso: una línea de bajo sólida y con un sonido muy presente, lo mismo que la batería, que suena contundente y bien establecida, la guitarra hace un riff en agudo entrecortado y con un toque de delay que le una sensación Sci-Fi muy chida; la voz también tiene ese toquecito espacial, junto a una melodía vocal muy buena. Las variaciones que va teniendo la canción refuerzan esa sensación de ir vagando por el espacio, adentrarse hacia lo desconocido, no de modo temerario sabiendo que tarde o temprano habrá problemas, sino con la inquietud de descubrir de a poco lo que hay en cada momento que vamos más adentro. Space G comienza con el bajo dando un ritmo medio punk, un círculo de tres notas, que van complementándose de a poco con la lira y la batería, hasta llegar a un punto bien pesado, bien denso, con el que la rola sigue y te transmite un poder choncho y contundente. El primer cambio de la rola va justo después del segundo verso: un riff más veloz y ligero que el que tenía la rola hasta ese momento, como si los motores aceleraran repentinamente y la adrenalina nos invadiera, de a poco nos lleva a máxima velocidad, la intensidad va subiendo, de pronto, todo frena, hay un cambio en todo, la guitarra hace unos arpegios en limpio, seguido por la armonización del bajo, como si llegáramos al punto final, y sólo queda contemplar lo lejos que nos ha llevado el espíritu de aventura, así es como cierra la rola.


1-PYT, la tercera rola, totalmente instrumental, comienza con un sample del lanzamiento de un cohete, seguido de la lira limpia haciendo algunos acordes, que poco a poco suben de intensidad, se unen bajo, batería, y un redoble anuncia el inicio de la rola con un riff bien macizo, la forma en que todo nos guía a este punto es explosiva, casi como el lanzamiento: una explosión in crecendo que al llegar al punto cumbre, baja su intensidad por un ritmo más tranquilo, la lira hace arpegios, como si toda la primera fase hubiera salido bien y ahora sólo queda ir hacia arriba, hacia el exterior. Sigue el álbum con la rola Demons, que tiene un inicio psicodélico, muy sugerente, con un ambiente que se me antoja más desértico, nocturno, la lira en su espaciada forma de arpegiar y la acentuación que hace el bajo, da un toque de tranquilidad y sosiego que se perderá algunos momentos después, cuando la rola despegue con un ritmo bien stoner noventero: un riff bien duro y polvoso, incluso remite muchísimo a Kyuss, una base rítmica agresiva y potente, la voz incluso recuerda por momentos al estilo grungero o stoner de los primeros años de los 90, incluso la batería tiene un toque retro muy chido en su sonido, más el solo de lir aque incluyen, termina por sellar esta rola como todo un tributo al inicio del género desértico. Mi casa es tu casa es la séptima canción del álbum, con la que rompe, al menos de inicio, con todo lo anterior: inicia un bajo haciendo un riff relax, luego entra una batería con mucha reverberación y una guitarra acústica, la voz pareciese que tiene por intención darle un tono de balada a la rola, pero de repente sube el tono, la lira suena con fuzz, el bajo adquiere cuerpo y la batería suena más natural; la rola se va alternando pasajes tranquilos con pasajes más intensos, los primeros en el verso, los segundos en el coro, cosa que se me hace bastante chingona, pues sigue incluso rompiendo con la estructura de las rolas anteriores, con el sonido, con la imaginería que nos creaba hasta antes de esta rola, que además se acompaña con un sax que va haciendo figuras y añadiendo dramatismo a la canción.



Wounded es el segundo sencillo que lanzaron y ahora ocupa el penúltimo lugar en el álbum. El riff de lira limpia es bien desértico, el bajo va acentuando y suena un güiro, que le da un toque aún más desértico a este intro tan chingón. La rola sube de tono, con un rasgueo constante y contantes notas de lira y bajo, la batería mantiene un ritmo mesurado pero macizo, y ante este ritmo intenso, la voz suena con una melodía más aletargada, más extensa, que hace contrapunto con la melodía y crea una sensación más etérea. Para finalizar, Sal' Goodman termina con un riff bien stoner, muy setentero a la vez, creo que es la rola más despegada en sentido del tema central del álbum: va más hacia lo desértico, hacia un rock más setentero, que hacia lo espacial, hacia el Sci-Fi, sin embargo, no sugiero si quiera es algo malo, todo lo contrario: estamos en un viaje intergaláctico, en el que ya hemos pasado por todos los estadios que un viaje como este nos permite y el misterio ha ejercitado cada fibra sensible de nuestro cuerpo, entonces, sólo queda volver, regresar a ese lugar seguro y conocido con riffs sabrosotes y terrenales, intrépidos y a la vez confortable porque hemos vuelto de la mejor forma y en la mejor forma posible: misión cumplida, hemos vuelto de la aventura sin daño pero sin ser los mismos.

Como mencioné al inicio, Death Yak es una banda que poca presentación necesita, pues han sabido labrar su reputación con base en los buenos riffs, en la música chingona y encontrando un público que los sigue y quedan satisfechos con el trabajo de este power trío. Disfrute todos los días que puse este disco desde el inicio hasta el final, me pareció una buena propuesta, siete rolas espaciales que no apelan directamente al espacio, sino a la aventura de cruzarlo. Mi rola favorita, sin duda, 1-PYT, les toca decidir la suya, así que corran a escuchar este reciente material y si pueden, vayan a verlos en vivo.


Para seguir su actividad:


Para escucharlos:


-Mack

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