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Bitterdusk nos trae su doom intenso a tierras aztecas con Guardián del Valle

  • Foto del escritor: Mack
    Mack
  • hace 7 minutos
  • 5 Min. de lectura

Desde tierras chilenas, el próximo fin de semana, 24 de mayo de 2025, nos visita la longeva banda Bitterdusk, con un álbum buenísimo lleno de riffs intensos, pesados y bien hechos, además de ser editados por LSDR records y Concreto records en cd para México. Nacidos hace casi 30 años, su trayectoria es meritoria del tiempo activo que han tenido y nos traerán una muestra de sonidos duros, ambientales, inmersivos que reflejan el temple con el que se han forjado como banda. En esta ocasión, hablaré de su disco más reciente, lanzado hace un año, y qué mejor momento para hacerlo que ahora que nos visitan y son parte del cartel de uno de los shows más importantes de la escena en México. La banda está conformada por Leonardo Alvarado en las cuerdas gordas y las vocales, Fabián Alvarado y Sebastián Puente en las seis cuerdas y Kurt Heyer en los tambores y platillos; el cuarteto chileno, como ellos mismos ponen en su descripción, hacen una mezcla de rock ochentero, New wave of british heavy metal y doom, dando como resultado un sonido potente, por momentos con toques heroicos e intensos, así como la clásica densidad del doom metal, y si se me permite hacer una precisión, el rock ochentero me suena al que se hacía en Sudamérica en esos ayeres. Así, veamos que nos trae esta banda santiagueña en este álbum tan bueno.

El álbum inicia con la rola que leda nombre al disco, Guardián del valle, que nos recibe con unos golpes de batería para abrir la melodía, y de inmediato la base lenta y potente de lira, bajo y una batería con reverberación, en conjunto a los ornamentos que hace la lira principal, ya nos introduce al sonido oscuro y espeso de esta rola. La voz le da un plus enorme al primer verso de la rola, pues es bastante grave y aletargada, lo que vuelve a la melodía aún más oscura y épica, casi como si un espíritu dentro de un bosque oscuro y profundo nos estuviera hablando desde lo más profundo de sus entrañas. La rola continúa con una espesura semejante, pero la voz suena ligeramente menos cavernosa, aunque igual de aletargada, hasta que se alza como una súplica que se resuelve con la vuelta a esos riffs potentes y lentos. La rola me deja una sensación épica, aunque la velocidad sube un poco, las notas elegidas, los efectos y hasta el cambio en la forma de cantar hacen una mezcla muy chingona. Sigue Ascensión del sol interno, rola que suena más cercana el heavy metal, los riffs son continuos y palm-muteados, el ritmo más intenso, da como resultado una rola más épica/heroica, pero el sonido escuro y pesado es latente, constante, esto al menos hasta aproximadamente la mitad de la canción, donde se vuelcan totalmente al doom metal, con un riff y arreglos fúnebres, ritmo lento y aplastante, intercalando gritos melódicos que acentúan esa sensación de oscuridad y opresión muy bien lograda. El siguiente track se titula Ojos de la montaña, y desde su inicio, con un groove de bajo bien ochentero, creo que es la rola que más me remite al rock ochentero: la batería con ese toque de reverberación, el bajo con su ritmo y sonido grave, los arpegios de lira y la voz profunda denotan el espíritu de esa década tan icónica en la música, particularmente en Latinoamérica.

El álbum continúa con Implacable amanecer, y desde el inicio ya se escucha una amalgama muy chida de sonidos: el remate de batería con un chingo de potencia, y la melodía suena bien pesada, sobre todo por el contraste de la rola anterior, que es más tranquila, y a esto se añade el grito desgarrador que acompaña a este intro tan potente, pareciera que escucharemos una rola heavymetalera y pesadota, sin embargo, el segundo grito que se escucha marca un cambio: otro remate de batería, un par de notas en lira y continúa la rola con un riff lóbrego, un ritmo lento y aplastante, una cadencia vocal aletargada, puro doom metal que te hace retumbar y cambia totalmente la sensación de la canción. Hacia la mitad aproximadamente, la rola se vuelve más intensa y aplastante, además en este segundo segmento el solo de lira es totalmente buenísimo, es un sincretismo de doom y heavy bastante bien hecho. la siguiente rola se titula El origen, rola con más ánimo, más cercana al rock y al heavy ochentero nuevamente: un riff más ágil, con palm-mute, el ritmo es más rápido y hasta la voz tiene muchos tintes ochenteros que refuerzan esta parte de la rola, dado que hay un cambio y la melodía se vuelve un poco más lenta y más pesada, sin perder ese toque heavy. El tercer cambio importante se da por la mitad, poco después de volverse un poco más lenta la rola; en esta ocasión la lira comienza con arpegios, el ritmo es lento y la voz profunda y lenta, como una power ballad ochentera. Rezo antiguo es la siguiente canción, de a poco se va subiendo el volumen de los arpegios de la canción, que es lenta y de corte ochentero, la batería acompaña con un ritmo con puro tom y tarola, de a poco le va incluyendo platillos al ritmo, el bajo hace la base y la voz, aletargada, acompasada, tranquila, refleja serenidad, como toda la rola que, a pesar de tener un in crecendo importante para dar paso al punto álgido de la rola, este no es realmente pesado, mantiene ese ritmo tranquilo y armonioso, lleno de arreglos de guitarra y acompañado de arpegios que le da un carácter melancólico.

Avalancha es la rola previa al final, y como tal, inicia de forma abrupta y potente, con un riff intenso, una batería potente y veloz (en contraste con la rola anterior) y gritos que acompañan esta melodía introductoria. Con la salvedad de esos gritos, que incluso podemos considerar como parte de melódica de la composición, la canción es totalmente instrumental, y a mi parecer, transmiten esa sensación de adrenalina y velocidad, como si una avalancha fuera detrás nuestro. Para terminar el álbum, Leonor suena al final, como rola melancólica, plagada de aflicción, los arpegios suenan con profunda tristeza y la voz aletargada en esta ocasión tiene un cariz de pesadumbre, y se intensifica cuando la rola avanza, con rasgueos más potentes y una batería más pesada. Como al primer tercio de la canción, hay un silencio y pasa a un riff de bajo arpegiado mientras la lira hace algunos arreglos que suenan como lamentos, luego la melodía avanza nuevamente con toques de tristeza afianzados por los arpegios y la voz que se aletarga con pesadumbre. En el último tercio de la rola vuelve a subir la intensidad, junto a un solo de lira, la guitarra rítmica va dando notas potentes llenas de distorsión y fuerza mientras la principal nos hace sentir la tribulación. Lo primero que resalta es la maestría con la que juegan con los géneros, uniéndolos no de forma experimental, sino ya como un estilo propio bien definido y bien arraigado, no en balde la larga trayectoria de Bitterdusk que se refleja en estas canciones tan bien hechas y ejecutadas con maestría, organizadas de forma tal que entre ellas dan fuerza a la rola siguiente o a la rola anterior. Así que no olviden que para el próximo 24 de mayo, en Sangriento, se presentan en el Doom City Fest, y es un cartel imperdible por todo el talento nacional e internacional que se presenta, incluidos, evidentemente los carnales chilenos de Bitterdusk. Para terminar, mi rola favorita es Implacable amanecer, ¿cuál es la tuya, estimado lector?


Para seguir las nuevas de la banda:


Para escuchar todo su material y adquirir merch:


-Mack


 
 
 

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