A estas alturas de la vida, dar una introducción sobre el debut de Bisonte sería grosero, pues con base en su esfuerzo, dedicación y mucho talento, están en boca de muchos y se han labrado su bien merecido lugar en la escena stoner mexicana. Aunque The Beholder salió oficialmente el 28 de abril del 2021, debo confesar que esta banda fue una de las detonantes para decidirme por abrir un espacio para el stoner nacional (junto a Helltrus y Comanchet); me daba pena, porque tardé tanto en escribir sobre semejante amasijo de crudeza y talento combinados, pero, entre la patadita que me dio Mario para escribir esto, junto a la deuda que tengo con su música, me animé a darle forma a algunas ideas que ya estaban en la cabeza desde que lo escuché por primera vez. Deuda, porque, pese a que lo he escuchado demasiado desde que salió, no deja de transmitirme mucha de la fuerza y pesadez con la que fue elaborado este Ep debut, que hoy por hoy es una verdadera joya del stoner/doom mexicano.
En 2019, Paulina, la baterista y guardiana del ritmo, junto a Mario, quien rasca las cuerdas con violencia y canta con furia contenida, forman y dan vida a Bisonte, un power dúo chiapaneco que ha tenido presentaciones en varias partes del país así como en su tierra misma, y donde han puesto sus notas han dejado a muchos con un buen sabor de boca (o los oídos llenos de buen stoner). Su trabajo debut está compuesto por seis canciones con mucho poder, fuzz, varios efectos en lira y voz que dan un sonido refrescante y variado, sonidos ambientales y una batería golpeada con rabia y exactitud. No logro recordar si fue mediante el canal de Mr. Doom666 (del cual soy, naturalmente, fiel seguidor) o alguna publicación en uno de los tantos grupos de stoner que hay en facebook, pero al escuchar cada uno de los tracks, quedé emocionado por la calidad de composición e ingenio de inicio a fin.
Resilience, el primer track del Ep comienza con la guitarra sonando cada nota de forma larga, continua, hasta que entra la batería a darle más fuerza a este intro melódico largo. Los riffs lentos se mezclan con algunos arreglos blueseros hasta llegar al principal y dar paso, después de algunos compases, a la voz limpia y melódica de Mario, cantando de forma calmada, alargando algunas notas y, a modo de impresión mía, la voz suena un poco melancólica, apoyando ese ritmo lento de batería y guitarra. Al llegar el puente, ambos músicos hacen un pasaje machacón, pesado, donde cada golpe a la batería es acompañado de un rasgueo enérgico en las cuerdas, creando un pasaje grueso y grave. Me parece que es una canción tranquila, mesurada, pero con mucho feeling, y si algo resulta notorio en la voz de Mario es la capacidad de irradiar estados de ánimo específicos para cada canción, y cada una está acorde al sentir que provoca tanto el tema como el feeling que tremenda voz tiene. El segundo track, Strain, mi favorito de todo el disco por la fuerza y la agresividad que despide. La rola comienza con un sonido bajo emulado por la guitarra y beat de batería con groove bastante chido por parte de Paulina, luego entra la lira y el grito desgarrador de Mario da entrada al mismo riff pero más ponchado. La cosa se calma con la voz en limpio, la guitarra menos agresiva y la batería con el mismo groove chingón que tenía. En un in crecendo la melodía se torna más agresiva acompañando el grito desgarrador de ¡Strain! Los cambios, vertiginosos desde un riff rápido a un pasaje machacón y con un chingo de fuerza, hasta un riff bien stonero donde Mario nuevamente hace gala de su poderoso grito hasta llegar nuevamente a un pasaje lento sin perder la fuerza de los compases anteriores. Escuchar esta canción mientras conduces por la carretera a 160Km/h con el atardecer a tus espaldas es una delicia. The root hace un contraste interesante con la canción anterior: la guitarra con riffs arpegiados, más calmados, mientras la voz tiene un efecto estilo chorus y una batería comandada por Paulina que, con chingos de fuerza, le transmite ese toque pesado que complementa la canción.
The Beholder es una especie de interludio en voz de Paul Kang, acompañado de una guitarra atmosférica que vuelve aún más tétrica la breve pieza. La melodía de Stampede le hace honor al título: golpes incesantes, fuertes, certeros, como una marcha de bisontes detrás nuestro; se trata de una canción con mucha fuerza, más movida que las anteriores en cuanto al groove que tiene, transmite ese poder y el peligro de una manada en estampida. Para cerrar el Ep, Hawk comienza con un riff con un gusto medioriental (quizá por la escala que utilizó Mario en su creación) mientras la batería mantiene un ritmo tranquilo que explota en el momento del coro. De nuevo, la voz es limpia, melódica, aparece en los versos, hasta llegar al coro, que despide un grito enjundioso, donde ya la guitarra y la batería explotan momentáneamente. En esta canción se combina un riff interesantísimo que remite al desierto árabe con un ritmo ponchado que no rompe con esa sensación que han creado.
Foto autoría de Maik PerSo
No cabe duda que este power dúo sabe hacer las cosas bien, pues, además de crear rolas tan chingonas como cada una de las que compone The Beholder, ellos hicieron todo el trabajo de producción e imagen que acompaña el disco, y el resultado, bueno, creo que es bastante evidente a estas alturas afirmar que fue excelente. Ningún track sobra, cada uno de ellos transmite y nos crea una pequeña dosis de placer auditivo que, al menos en mi caso, por más que repita, no pierde la fuerza que tuvo en la primera escuchada. Es grato ver que una banda sobresale por sus propios medios y con la única idea de hacer música, pues al menos desde el cuartel general de Fuzztlán esperamos el anunciado nuevo material de Bisonte que Mario ha prometido por redes sociales. Después de tanto trabajo musical que han tenido, en cuanto a presentaciones en vivo, el contacto con otras bandas igual de talentosas y el ya conocido ingenio de este power dúo, estoy casi seguro que nos espera un disco igual de genial y ponchado como The Beholder.
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Entrevista en el podcast El Criaturismo:
-Mack
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