En los últimos meses del 2021, sale a la luz el álbum debut de Menos humanos (fundado en 2019), de título homónimo. El cuarteto radicado en Ciudad de México y compuesto por Carla MuDy en la voz principal, José Carlos Hasbun en la batería, Juan Cadal en la lira y Giuzmo en el bajo, comienza una serie de apariciones en distintos foros de la Ciudad para promocionar este material debut que promete bastante en la carrera de la banda. Aunque el álbum tardó en llegar a mis oídos, debo decir que me deja un sabor de boca buenísimo tanto en su estilo como en la manera en que amalgaman sonidos que se han estado recuperando y se han incorporado al stoner rock y al doom (sobre todo). Semejante a lo comentado sobre Holotropics (del artículo de la semana pasada), incluso me da algunos puntos de contacto con producciones (dos en específico) de Devil's witches, este cuarteto tiene un sonido bastante fresco que ellos mismos llaman doom/post-metal/shoegaze, aunque también les noto algunos pasajes de stoner rock. Lo genial de recuperar estos elementos del shoegaze es que la música no es puro y crudo rock fuzzeado, desértico, o un demoledor doom que hoy día nos llena la cabeza.
El álbum comienza con Destino negro, una rola que tiene de entrada un riff movidón y un ritmo en la batería que apunta hacia una rola más cercana a un rock soft, luego entra la voz de Carla y después de un par de versos, la música sube de tono, va acelerándose, transmitiendo frenetismo casi al punto del metal (en cuanto a velocidad y sonido de la guitarra). La rola vuelve al riff inicial, pero en esta ocasión, después de la voz de Carla, la música se vuelve lenta y dura, al puro estilo doom, sin embargo, carece de la densidad, de ese peso aplastante característico del género, de la sensación de que Júpiter te está cayendo encima. Estas palabras no se deben tomar, aclaro, como un demérito, pues aunque no tienen ese elemento estrujador, sí es un momento duro y potente, crudo, sin llegar a lo funesto, sería más bien como ver pasar una manada de brontosaurios: pesados y aletargados, pero no amenazantes ni causantes de miedo, sólo de una sorpresa de ver enormes animales paseando frente a ti. La siguiente rola, Veo de más, que ya va por todo lo alto desde el inicio, voz y melodía dando la tónica lenta y apesadumbrada del doom, y el toquecito de delay que tiene Carla le da un toque retro y bajoneado a la rola. Después de unos compases, cambia el riff por uno aún más doom, hipnótico, y con una voz gutural que acompaña el pasaje, luego la voz espectral de la vocalista se cruza con la melodía y la voz masculina, haciendo, ahora sí, más lóbrega la canción. La tercera rola se titula Lamentarás, en esta ocasión sí es de inicio y casi toda la canción, un tema más tranquilo, más próximo al shoegaze: guitarra arpegiada con mucho delay (quizá también chorus), más ambiental, la voz también se nota con un toque más acentuado de delay, la batería tiene un poco de reverb, logrando una rola más ambiental, con una sensación más etérea.
El cuarto tema, Ruleta rusa, tiene un sonido en conjunto, al menos al inicio, que nos recuerda un poco a Deftones, liras agudas con distorsión, la batería lenta, creando una atmósfera más o menos melancólica; luego de algunas repeticiones, suena un riff más stonero, al que acompaña una voz masculina limpia, con algún dejo de delay. Luego de esto, dan paso a la voz de Carla, dando notas alargadas, ad hoc con el tempo y la sensación de la rola. Desierto, su quinto corte, contrario a lo que pudiera sugerir una banda con toques stoner rock, no es una rola más próxima a este género, al igual que el tema anterior, las atmósferas priman, la guitarra tiene una función más ambiental y evidentemente la voz, como en todo el disco, suena etérea y lejana. hacia la mitad de la canción, cuando la ambientación llega a un punto climático, cambia el ritmo a una especie de blastbeat que sirve de puente para un riff bien desértico, el sonido de la lira se vuelve más agresivo, más ponchado. Sal de mar, la sexta rola del álbum, nuevamente tiene un ritmo tranquilo y un feel un tanto más animado, que sirve de introducción ambiental, pues al entrar la voz de Carla, la lira se torna más agresiva: rasgueos agresivos y con distorsión, la batería se vuelve más contundente y, después de un breve puente, acompaña la voz gutural a la voz femenina.
Conquistador continúa por el sendero ya trazado en el álbum, sin embargo, el inicio de esta rola es ya de inicio fuerte: un riff con notorias influencias doom, que cambia cada que canta Carla y la voz masculina, a un ritmo más precipitado que contrasta con las notas largas de la líneas vocales. Es muy notorio que la tónica de esta rola cambia en cuanto al sonido crudo y duro, pero integrado con los sonidos ambientales que ya se volvieron, a estas alturas, algo característico del disco. Las últimas dos canciones hacen un buen contraste: por un lado, Sangre de sol es una rola con mucha atmósfera en la melodía, con un tono más calmado, comienza con bajo y batería, luego se une la lira arpegiando algunas notas agudas con un tanto de delay y la voz otro tanto, aunque por momentos la canción se pone potente, no pierde ese toque shoegaze característico; por otro lado, Funeral vikingo (que no se incluye en su canal de youtube) comienza duro, pesado, con un feel doom bien marcado: lento y espeso, me atrevo a afirmar que es la rola más pesada y más ponchada del álbum. Por ahí de la mitad de la canción, vuelven a las atmóferas y los ritmo más sugerentes y etéreos, a modo de puente de la canción, pero no desiste el ambiente sutil pese a que vuelven a la parte pesada.
Una forma de debutar excelente por parte e Menos humanos, pues sus canciones no son mezclas aleatorias de shoegaze, doom, stoner y música pesada, más bien supieron integrar cada uno y dejar que se permeen unos con los otros, dándoles una personalidad única: no es un doom al uso pesado a lo bruto y con riffs lentísimos; no es un stoner con fuzz a tope y sin control o un shoegaze en el que se abuse enteramente de los efectos al punto de ser un mamotreto sonoro; en absoluto, todo, bien organizado, bien planeado, tiene un toque de cada uno de los géneros que dan base a este cuarteto chilango. Aunque la semana pasada me perdí tanto verlos en vivo como conocerlos (por cuestiones de itinerario findesemanal), hasta ahora no he conocido a quien los haya visto en vivo y se quejen, al contrario, dan buenos comentarios que me hacen desear verlos pronto en vivo. Sus influencias se notan marcadamente, en especial cuando hablamos de Deftones, pero no son los único que han marcado a esta banda. Mis rola favoritas, como es de esperarse, es Desierto y Funeral vikingo, dos rolas cuyas características me atraparon enormemente. Sin duda es una banda con mucho que ofrecer musicalmente y estoy seguro que su camino, ya germinado por varios hitos, los llevará lejos.
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