En enero del presente año, un cuarteto de Morelos lanza su primer álbum, se trata de un trabajo lleno de riff pesados y oscuros a la par que agresivos, una voz gutural con mucha presencia y una batería bien maciza. Teniendo a Eduardo Galván en voz y lira, Rafael Segura en lira, Gabriel Anguiano en el bajo y Víctor Moreno en la bataca, Lord of the void llega con un álbum de seis tracks duro y contundente, con un doom metal bastante denso y con mucho carácter. Este cuarteto (nuevo para mí) tiene por esencia lo crudo y espesote del doom, con un toque stoner que por momentos se hace un poco más presente, aunque no dejan de ser riffs oscuros. La portada del disco quedó muy chingona, acorde a lo que transmiten las rolas y a las letras: oscuridad, desesperanza, desolación.
El álbum inicia con la rola Void Reckoner, cuyo inicio es la lira lenta, con fuzz y un enveloper filter, al parecer; después de un par de vueltas, la segunda lira, el bajo y la bataca se unen para dar mayor fuerza al riff, así este intro se vuelve grasiento y contundente; como una buena rola doom, se quedan varios minutos repitiendo el riff con algunos arreglos de la lira que le dan variedad a cada repetición. Un remate da entrada a otro riff, uno más veloz pero igualmente ha ganado en agresividad, luego entra la voz de Eduardo a echarse unos growls potentes. Después de una repetición de verso y coros, la rola cambia su riff por uno nuevamente lento y tétrico, que sirve de puente para una tercera parte que suena, nuevamente, movida en cuanto al tempo de la rola, pero agresiva y rudeza. Le sigue Trails of death, una rola cuyo inicio es acometedor y vertiginoso, que después de unas cuantas repeticiones, cambia al riff principal, más desbocado, más estridente y al darle entrada a la voz, más contundente. Después del primer verso, cambia el riff por uno más lento y cada final de riff acaba de manera fortísima, luego cambia por un rasgueo constante de lira con notas asonantes, estas sirven de base para un solo de lira pequeño pero con un regusto un tanto oriental. Al pasar este breve solo, vuelve el ritmo trepidante y el sonido estridente que da pie de nuevo al verso, de ahí nuevamente a la parte disonante, pero en esta ocasión, el solo suena un tanto más psicodélico, para seguir con un toque stoner bien chido que es el que cierra la rola. A matter in dark matter, la tercera rola, inicia con la guitarra en limpio (ecualizada quizá con más graves), con un toque de chorus, que da una sensación espacial que ya se augura en el título; de a poco se integran los demás instrumentos, hasta que el mismo riff, con la lira fuzzeada, y ya todos haciendo ruido densote, pesado, dando el terreno auditivo para el verso. La parte del coro se siente más densa, con mayo furia, incluso la voz tiene matices más desesperados que agresivos. Después de una repetición del verso, la lira principal hace algunos arreglos por agudo que le dan un tono más ingrávido al doom, le dan una sensación de sumergirse por el espacio sin rumbo ni esperanza alguna.
Earth's Domain, el cuarto track, inicia nuevamente con una atmósfera espacial, más pegada a la psicodelia: las liras haciendo riff en limpio, el bajo dando base rítmica junto a la batería. Al usar fuzz en las liras, la sensación de la rola cambia, se escucha más dramática, más intensa en cuanto a la desolación, pero lo que hace el punto de inflección es la voz: el ritmo es más parecido al de una rola heavy metal de los 80, además de que el canto es limpio, en un tono grave. Esta rola sale un poco de tono con respecto a las anteriores, no hay esa sensación de vacío, de orfandad frente al universo, de que la gravedad de un hoyo negro te está haciendo añicos, por el contrario, mezclan un poco el heavy ochentero junto a un pasaje medio blackmetalero. La siguiente rola, The last lie, sigue un poco con el sonido más rasposo que fuzzeado de las liras, por lo que ese ritmo doom con el que inicia tiene otra sensación, suena más pegado hacia la incomodidad, hacia el hacernos sentir aturdidos; las disonancias en el puente, la velocidad a la que tocan, acercan a la rola un poco hacia el blackmetal nuevamente, pero la banda resuelve volviendo al doom, a lo lento y dejan sentir todo el peso sobre nosotros. Para cerrar, la última rola, titulada Qayin Regis Asentia, nos recibe con unos guitarrazos durísimos, con remates en los tiempos fuertes del bataco, poco a poco, se añaden elementos: doble bombo lento pero consistente, arreglos de la lira principal, y cuando parece llegar al clímax, cambia el riff, por uno un poco más movido a la vez que oscurón. Al entrar la voz, cambia nuevamente, dos golpes contundentes, seguidos de voz y guitarras solas en tonos agudos, intercalando lo denso y lo disonante/inquietante en el desarrollo de la rola. Luego de un puentecito instrumental, llega un solo de lira que, en realidad, son dos partes complementarias: una lira por grave da una especie de base con algunos ornamentos de repente, mientras la otra lira, por agudo, da otra base, hasta que ambos se integran en el mismo ritmo y las mismas notas.
Después de estas seis rolas, uno se queda pensando, ¿ahora qué? No se le puede exigir nuevo material a una banda que acaba de estrenar hace un par de meses su álbum debut, y justo ese "ahora qué" es porque nos deja queriendo más, pues si bien estructuralmente el disco denota dos partes: las primeras tres rolas bien stoner/doom, mientras que las últimas tres tienen un aire más metalero (heavy, black incluso algunas notas de nü), si esperaba al menos una rola de síntesis de estas dos partes que nos diera tremendo madrazo en los oídos para cerrar por lo alto. Esto es meramente personal, me gustó mucho el álbum, principalmente dos rolas: Trails of death, una rola con bastantes cambios que hacen dinámica la rola, y A matter in dark matter, una rola con un aura muy chida. Espero pronto se vengan a CDMx a tocar, porque me dejaron con bastantes ganas de escucharlos en vivo.
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-Mack
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