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El debut homónimo de Cementerio de trenes, hard rock y stoner desde Puebla



El febrero pasado, una banda llamada Cementerio de trenes lanzó su álbum debut de título homónimo, un material compuesto por siete rolas variopintas y con mucha actitud. La banda está conformada por Iván Jhonatan Múñoz Grande, a.k.a. Morgoth Belegurth, participando en Guitarra, batería, bajo y teclados y Emmanuel Múñoz Grande, a.k.a. Malacath, en guitarra rítmica y solista y en bajo, y ente los dos compusieron todos los temas; al puro estilo DIY, este power dúo edito y lanzó su álbum, haciendo poco ruido las redes sociales, pero que ameritan ser escuchados, pues su música es fresca y se nota las ganas de hacer un rock al puro estilo setentero, que se deja entrever en algunas de sus influencias: Creedence, The Beatles, Black Sabbath, Buffalo, así como bandas más modernas como Kyuss, Enigma, Wolfmother, etc., que se nota tanto en los riffs como en el ritmo de las canciones, hasta los tonos tienen ese espíritu clásico del DIY.



La rola con la que inicia el álbum, titulada como la banda y el álbum, es Cementerio de trenes, con un ritmo de batería básico, una guitarra de acompañamiento y una principal haciendo el riff y el bajo dando groove, todo en conjunto hace un ritmo bastante chingón, crea un sabor bluesero/rockandrollero bien logrado, nos remite a las bandas sesenteras que comenzaban a tocar rock, pero sin despegarse totalmente de sus raíces; ese mismo riff constante, con algunas variantes en la melodía (que no en las notas) nos invita a bailar por los casi cuatro minutos que dura. Le sigue Federal 40, una rola más hard bluesera, incluso el riff remite bastante al de Bad to the bone, pero más densa, con una presencia constante del hi-hat abierto, la batería tiene un sonido peculiar, como si hubiera sido grabada a la lejanía, pro sin perder presencia en la canción, complementado con las guitarras que tienen un sonido denso, pastoso, que complemente la velocidad lenta con la que va la rola. El sólo va armonizando sin perder el ritmo ni sacarlo de ese sabor duro y lentote que tiene; al terminar, la velocidad aumenta, a modo de puente, pues pronto regresarán pero con un arreglos de guitarra más agudos, a modo de armonización, hasta que la rola termina. El gran mago, la tercera rola tiene un inicio muy chido, muy blacksabbathero, con un riff con notas descendentes, hacen la introducción y queda con ambiente y un sonido bien setentero además de darle ese toque místico/espectral de una rola de hard rock setentera; el riff principal, que sigue de la intro, es más movido, un poco más rápido, sin embargo no pierde ese toque esotérico con el que el inicio impactó y emocionó. Encaminados al final, el riff cambia por uno con un toque místico más fuerte, luego sigue la guitarra líder a hacer un solo que termina por hacer de la melodía algo siniestro; la rola, ya perfilándose hacia el final, tiene un blastbeat que la vuelve más vertiginosa, como si la acechanza de poderes oscuros fuera cada vez más inminente.


El álbum continúa con Marcha fúnebre, que inicia con un riff que hace honor al nombre de la rola, aunque ya algo más convencional del stoner y el stoner doom, creo que es la rola en la que indudablemente se nota más la influencia de Black Sabbath: riff pesado, lento, con una forma de grabar que crea mucha reverberación y a la vez que suena tétrico, ambienta; a esto hay que añadirle el teclado que de fondo coopera y da mayor fuerza a las sutilezas funestas de la guitarra. Stoned va por el mismo camino de la densidad y el ritmo pesado, las liras agresivas y la batería opresiva, sin embargo, carece del toque lúgubre, pareciere que tienen más la intención de hacernos sentir el sofocante peso de la angustia, de la intensidad; el ride tiene mucho protagonismo, al punto de fastidiar un poco, sin embargo, es breve su aparición en la rola, por lo que se puede pensar que es deliberado ese constante tintineo que acompaña a la melodía. En la carretera, sexta rola del álbum, y aunque apunta a ser una al estilo Kyuss por el nombre de la misma, da gusto encontrarse con algo distinto, una forma de evocar el camino de manera diferente. Comienza con un riff bueno, más o menos lento, como si disfrutaras el paisaje desértico por el que vas transitando, con toda la calma del mundo, sin mayor preocupación que gozar cada sensación que el viaje te da; de pronto un cambio de ritmo te hace ir a toda velocidad, no por huir o porque haya pasado o vaya a pasar algo malo, simplemente por el gusto de poner al límite el motor, tomar el riesgo de quedar varado en medio de la nada o de salir a toda prisa con el viento en tu cara. Para cerrar, Guerra nuclear suena al final del álbum, la cual inicia con un ritmo stacatto machachón, después de varias vueltas, las notas se sueltan y el ritmo es más fluido pero no cambia el riff, sino que mantiene por al menos la mitad de tiempo de la rola con algunas variaciones, hacen un parón y vuelven al ataque con un riff distinto, pero el mismo ritmo.

Para finalizar, queda decir que es un álbum bastante disfrutable, en la que se notan todas las influencias que mencionan, aunque hacia el final se nota su preferencia por el stoner rock y el stoner doom; no sé si sea sólo cosa mía, pero la falta de noticias sobre la banda hace difícil que le sigamos la pista sin estarlos visitando a cada momento. Espero que este sea el primero de más discos y que se siga notando esa intención clara de cada canción, sin grandísimas pretensiones pero con gran sobriedad y talento para hacer la chamba.


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-Mack

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