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Disonancias y oscuridad, "Emerger de la mentira llamada dios", segundo álbum de Veljet.


En abril de 2022 se lanzó el segundo álbum de la banda Veljet. Oriundos de Nezahualcóyotl, este power trío vuelve a las andadas con seis canciones instrumentales que nos volaron la cabeza y los oídos con un doom bien denso, y esta vez no sólo me refiero al aspecto lento y pesado propio del género, sino a toda la imaginería que provoca cada una de las composiciones, a los cambios abruptos, nos lleva de pasajes estrepitosos a momentos más melódicos. Conformado por Oscar en la guitarra, Hugo en la batería y y Guillermo en el bajo, la banda Veljet está dispuesta a mover cada fibra sensible con Emerger de la mentira llamada dios, su segundo álbum. En 2015 se juntaron para comenzar este largo camino que pasa por el lanzamiento de su primer álbum, lanzado en 2020, titulado Viva el diablo, y nos lleva hasta este segundo disco (más crudo y más inquietante que su predecesor), así como varias presentaciones en vivo, entre estas, participaron en la segunda fecha de Los sonidos del pantano y, al menos para mí, significó escucharlos en vivo por primera vez, lo cual fue un deleite por la fuerza que tienen en el escenario.

Los títulos de ambos discos, así como de las canciones, ya dan indicios del contenido musical que nos encontraremos al escuchar a Veljet; no obstante de sugerir música pesadísima, densa, que incluso podría jugar con la línea entre el black metal y el doom metal, nos encontramos con tracks más vinculados al stoner/doom y al noise rock, donde conviven riffs potentes y disonancias que crean una ilusión de caos y una sensación de inquietud bastante buenas. Estar vivo no es nada, la rola que comienza este segundo álbum comienza con un riff lento y potente en la lira, mientras bajo y batería van marcando el ritmo de la canción. Este continúa ya acompañado del bajo y el beat de batería que le da otro matiz: pierde esa sensación de inevitabilidad, de contundencia que tenía este inicio, ahora evoluciona hacia un sentido de continuidad, de una inquietud constante y latente. Al cambiar el riff, este aún produce esa sensación de inquietud, pero más latente y próxima, como si estuviéramos a punto de llegar al climax de un thriller o una película de terror. Un aproximado de medio minuto quedan ruidos de fondo, asemejando (o al menos a mí me recuerda) los sonidos empleados para las películas sci-fi/horror antiguas, de pronto el bajo comienza con un nuevo riff, cesa el ruido, y guitarra y batería se unen para un nuevo pasaje.



El siguiente track se titula Inundata, que abre con un remate de batería y da comienzo el intro con unos acordes continuos, que causan cierto desasosiego, algunos compases después, el tempo baja y esa sensación de orfandad se apodera de nosotros, pareciere que están musicalizando el vacío interno. De pronto, como una agitación al no encontrar salida, la melodía se precipita y avanza hacia el final de forma rápida e inexorable. La construcción de los sentimientos negativos, tercer track de este Emerger de la mentira llamada dios, comienza con mucho poder y densidad, con un riff y un tempo bien doom, y aunque después de unos compases cambia el riff, la sensación de oscuridad, la intensidad con la que tocan, la fuerza de la batería y el agrandamiento de estos elementos como si el odio o la frustración creciera dentro de nosotros poco a poco, le da un toque especial a esta canción (sin duda, mi favorita del álbum). Pasada la mitad de la canción, la atmósfera se vuelve tranquila, la guitarra armoniza con algunos arpegios muy bien colocados en ese momento, mientras bajo y batería llevan un ritmo un poco más tranquilo, como si llegase la resignación o la decepción, y la triste calma que inunda pronto explotará, ya hacía el final del track, como si esos sentimientos negativos no se pudieran contener.


Lucifer luz del mundo es la cuarta rola del disco, en la cual por momentos, percibo (quizá por sugestión del nombre) un riff en la guitarra muy cercano (ahora sí) al black mental, pero no es predominante en la canción. El riff inicial es muy calmado, casi como esos parajes matinales donde el claroscuro juega en los prados, un momento casi idílico; momento que realmente dura muy poco, pues aunque es el mismo riff, el que sea ejecutado ya con fuzz en lugar de la guitarra limpia, así como los golpes de batería más fuertes y constantes, le cambia la sensación, por algo más amenazante, y poco a poco va creciendo esa sensación de amenaza hasta hacerlo inminente y continuar con un vertiginoso ritmo que la guitarra y la batería vuelven estrepitoso (el bajo continúa haciendo el mismo riff del inicio). Cesa, y al terminar, da pie a un pasaje nuevamente calmo, con un riff de guitarra con delay que le da una sensación onírica al pasaje, como si después de la derrota y consecuente caída del maligno se quedara meditabundo, reflexionando sobre su nueva embestida contra el creador.


Arder al crecer es el título del penúltimo track del disco, que desde el inicio sobresale por la inclusión de un órgano que le da una atmósfera lóbrega nada más empezar. Nuevamente el ritmo lento y espeso, con un sonido muy doom, caracterizan a casi toda la canción, va del fuzz intenso a un par de notas en guitarras con delay, simples pero contundentes en cuanto a la atmósfera lóbrega que se logra con es sonido. Vuelve la canción al fuzz y a un riff agudo de lira un tanto dramático y agónico, como si no sólo se ardiera al crecer, sino también nos vamos aniquilando al paso del tiempo, el drama de la vida humana y su paso inexorable. La última canción del disco, Mentir con tristeza es una canción acústica, sencilla en su composición pero efectiva, breve en comparación a los demás tracks pero que logra transmitir la melancolía o tristeza que augura el título, sobre todo si es ocasionada por las mentiras metafísicas que creemos para sentirnos seguros de nuestra propia existencia.

No hay lugar a dudas, este segundo trabajo de Veljet, Emerger de la mentira llamada dios, es un viaje sin retorno al más arraigado nihilismo, un viaje al encuentro con nuestro propio vacío, al confrontamiento de nuestras propias incertidumbres, todo a partir de seis canciones intensas que transmiten una a una, y parte por parte, el proceso de autoexploración de nuestras dudas y de nuestra orfandad. Un gran disco, eso es innegable, hecho por muy buenos músicos que nos muestran que para hacer buena música hace falta conocer lo más profundo del ser humano y transportarlo a las melodías de nuestra vida diaria, en otras palabras, Emerger de la mentira llamada dios es un soundtrack lóbrego y triste sobre la condición humana.


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-Mack


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